martes, 18 de mayo de 2010

Abre los Ojos

Creo que la vida es algo así como una película de Amenábar, un laberinto.
Me refiero, por ejemplo, a la connotación de los sueños y a su relación con la realidad. Quiero decir, soñamos con algo que apenas nos paramos a pensar durante el día, y ese sueño puede perseguirnos durante todo el día, o durante semanas que peligrosamente puedan convertirse en años. Y a veces no solemos distinguir los sueños de la realidad, o al menos a mi me ocurre. Podemos morir, desfigurar nuestro alma como Dorian Grey o asumir la propia vida como una derrota, y, en cambio, todo puede cambiar en cualquier momento, como al despertarnos. Podemos vivir en una realidad múltiple y pensar que nuestros propios argumentos pueden rotar lanzándonos al abismo. Y, de repente, despertamos. Despertamos y vemos un cuarto oscuro que igual es como otra dimensión.
Sé que Amenábar con Abre los ojos buscaba crearnos preguntas a base de cruzarnos los colores de los hilos que componían el argumento, mezclarnos las ideas, crearnos preguntas, confundirnos.
Pero no anduvo muy lejos de desenmascarar la realidad.
Estefanía Ramos

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